Madre del alma, madre querida
Son tus natales, quiero cantar
Porque mi alma, de amor henchida
Aunque muy joven, nunca se olvida
De la que vida me hubo de dar.
Pasan los años, vuelan las horas,
Que yo a tu lado no siento ir,
Por tus caricias arrobadoras
Y las miradas tan seductoras
Que hacen mi pecho fuerte latir.
A Dios yo pido constantemente
Para mis padres vida inmortal,
Porque es muy grato sobre la frente
Sentir el roce de un beso ardiente
Que de otra boca nunca es igual.
José Martí (1868)